NO OS AFANEIS... BASTA A CADA DIA SU PROPIO
MAL
Por Nicolás Dulor
INTRODUCCIÓN
Una enseñanza sencilla y a la vez profunda, solo
para el creyente; su autor: Jesús, el Maestro, nuestro creador, Dios manifestado
en carne; en quien verdaderamente hay sabiduría y autoridad.
El afán o preocupación es algo que el hombre de hoy
puede no tan solo entender, sino que lo experimenta a diario, o ¿ Quien puede
decir que no tiene problemas, ya sea económicos, familiares, emocionales o
cualquier otro?. Es allí sonde nuestro Dios nos pide que marquemos la
diferencia con el mundo...
Hoy mas que nunca en nuestra sociedad se vive las
consecuencias del afán, lo que se conoce como estrés. Causado mayormente por
las tensiones que se viven día a día; esto
tiene tanta fuerza que muchas veces los hijos de Dios, cuando han
descuidado este aspecto de la vida espiritual, son arrastrados por la masa; Lo
que desencadena en la perdida del gozo y paz en el Señor, en perder el disfrute
de las bendiciones que recibimos de
parte de Dios...
NO OS AFANÉIS. . .
BASTA A CADA DIA SU PROPIO MAL.
Evangelio de
San Mateo 6:25-34
V.25
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra
vida, qué habéis de comer o que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo
qué habéis de vestir. ¿No es la vida más
que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?”
Después de una extensa serie de enseñanzas,
en lo que se conoce como el sermón del monte, Jesús hace un punto aparte para
decir “Por tanto os digo”o como bien podría haber dicho
“Como consecuencia de lo que acabo de decir...
“No os afanéis” .En el original usa el termino merimnán[1],
cuando habla de afán, que significa preocuparse ansiosamente; este termino
denota ansiedad, temor ansioso, afán, preocupación, etc.
Aquí se condena aquella preocupación que
nace de la incredulidad y desconfianza; Una enseñanza nada nueva para los
judíos, ya que los grandes rabinos decían que: “la actitud de todo creyente
hacia la vida, está constituida
principalmente por una combinación de
prudencia y serenidad... El que tiene pan en su canasta y dice: ¿Qué comeré mañana?
Es un hombre de poca fe.”[1]
1º- Dios nos ha dado la vida y un complejo cuerpo cuya perfección, no deja de asombrar a los científicos de hoy. Entonces ¿Cómo no nos dará aquellas cosas más pequeñas que son necesarias para el cuidado de la vida? Si Dios nos ha dado la vida, seguramente también nos dará el alimento que necesitamos para su sostén. Si nos ha dado cuerpos, seguramente podemos confiar que habrá de darnos también ropa para que los cubramos y abriguemos. Si alguien nos da un don que no tiene precio, podemos confiar que su generosidad será siempre magnífica, que no será sordo ni mezquino a nuestra necesidad. Más halla del sentido literal de esto, no olvidemos que Dios nos ha dado también la vida eterna, a Jesucristo su Hijo. Nuestra mayor prueba de su amor.
2°- V. 26 “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”
Jesús prosigue hablando de las aves; su vida esta desprovista de preocupación, Nunca almacenan lo que pueden llegar a necesitar en un futuro imprevisible; y sin embargo siguen viviendo. Una vez mas el Seño usa sencillos ejemplos para enseñarnos. De esto nos hable Ernesto Trenchard cuando dice: “Un ejemplo maravilloso de la sencillez de expresión que se emplea para las enseñanzas más profundas. Cuando hablamos de la sencillez no queremos decir en manera alguna “lo elemental” pues no hay máximas alguna en las enseñanzas del maestro que no sea un pozo profundo de donde podemos sacar agua espiritual de inigualable pureza”[2]
Si las aves, que fueron creadas para servirnos, viven sin afán, cuanto más yo, que he sido creado para servir a mi hacedor.
3°- V. 27 “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?”
El Señor demuestra lo inútil que resulta la preocupación o ansiedad. Este versículo puede interpretarse de dos maneras distintas. Puede significar que nadie, por mas que se afane, puede aumentar de estatura. Un comentarista da otra óptica al significado: “Nadie soñaría con añadir un codo, como 40 centímetros, a su estatura... pero si tomamos la palabra en un sentido primario de “edad” (porque “estatura” es solo un sentido secundario), la idea será ésta. ¿Cuál de vosotros, aunque ansiosamente os congojéis por ello, podrá agregar tanto como un paso a lo largo del camino de la vida?”.[3] El afán es tan inútil como pretender aumentar de estatura o días de vida.
4°- V. 28-31 “Y por el vestido. ¿Por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho mas a vosotros, hombres de poca fe. No os afanéis, pues, diciendo:¿Qué comeremos, o qué beberemos, o que vestiremos?”
Los lirios del campo son probablemente las amapolas y anémonas. La principal característica: su belleza; se dice que sobrepasa la belleza de los mantos reales. Estas flores vivían un solo día, y después solo servían para ser quemadas y ayudaban a las mujeres que querían hornear. Sin embargo, Jesús las vestía de una belleza que el hombre, en sus mejores intentos ni siquiera puede imitar. Si Dios otorga tanta belleza a una flor, que solamente vivirá unas pocas horas. ¿Cuanto más hará a favor del hombre? Seguramente una generosidad que es tan pródiga con un flor de un día, no ha de olvidarse del hombre, que es corona de todo lo creado.[4]
5°- V. 32 “Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.”
La ansiedad es característica de los paganos. El imperio romano, que dominaba en aquel entonces, llevaba consigo la cultura griega y por ende su mitología, en la que vemos dioses egoístas, caprichosos e impredecibles... La gente de entonces, como las de hoy, vivían atemorizadas, preocupados, por si esos, sus dioses, se enojaban. No podían concebir otra posibilidad que no sea lo terrenal Mas nosotros como cristianos hemos aprendido a llamar a Dios: nuestro Padre. Mateo 7:11 se refiere al Padre celestial que siempre nos dará las cosas que le pidamos. No podemos afanarnos si hemos aprendió a creer en el amor de Dios.
6°- V. 33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
El reino de Dios es el tema principal del sermón del monte, aquel reino que el Dios del cielo está levantando en este mundo caído en el cual se encuentra toda aquella porción de la familia de Adán que ha sido espiritualmente recuperada, los cuales son súbditos del Mesías quien es su Cabeza y Rey. “su justicia”.[5] Hay aquí la demanda de un gran deber el cual es la suma y compendio de todos nuestros deberes: buscar (primero el reino de Dios) “no que lo haya alcanzado ya”; nos dice el apóstol Pablo. Si nuestro proseguir a la meta es sin desmayo, será sin duda acepto a los ojos de Dios.5
La aceptación de la voluntad divina, y el propósito de ponerla por obra en nuestras vidas, es la primera manera de derrotar la preocupación. Un gran amor puede eliminar de nuestra mente cualquier otro interés y preocupación. La convicción de Jesús es que cuando Dios se convierte en el poder dominante de nuestras vidas desaparece toda ansiedad.
7°- V. 34 “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán, Basta a cada día su propio mal.”
Por último, Jesús afirma que la preocupación puede derrotarse aprendiendo el arte de vivir un día a la vez. La recomendación es que deberíamos enfrentar cada día según sus propias exigencias, sin preocuparse por un futuro que no somos capaces de prever y por cosas que probablemente ni siquiera sucedan. La mayoría de los problemas que debemos enfrentar son los que jamás se presentan; el futuro real nunca es tan desastroso como el futuro de nuestros temores.
La ansiedad es peor que inútil, es directamente
dañina. Las dos enfermedades típicas de la vida moderna son la úlcera en el
estómago y la trombosis coronaria y en muchos casos ambas resultan de la
excesiva preocupación. Es un hecho médicamente comprobado que quienes más
ríen, más viven. La ansiedad que desgasta la mente, también desgasta el
cuerpo, junto con ella. Afecta la capacidad de juicio en el hombre, disminuye
su poder de decisión y lo hace progresivamente cada día más incapaz para
enfrentarse con la vida. |
[1] William Barclay Comentario exegético y explicativo de La
Biblia (Pág. 270)
[2] Ernesto Trenchard Comentario de los cuatro evangelios(Pág. 190)
[3] Jamieson, Fausset, Brown Comentario exegético y explicativo de La Biblia (Tomo II, Pág. 41)
[4] William Barclay Comentario exegético y explicativo de La
Biblia (Pág. 270)
[5] Mattew Henry Comentario Biblico (Pág. 1091)